Las Azores (en portugués Ilhas dos Açores) son un archipiélago con una superficie de 2346 kilómetros cuadrados en mitad del Atlántico Norte. Se trata de nueve grandes islas y varias islas pequeñas, todas ellas de origen volcánico. Es una región autónoma de Portugal con capital en Ponta Delgada, en la isla principal de São Miguel. La naturaleza es salvaje y primitiva, la vegetación exuberante. Existen innumerables volcanes extintos y, entre dos lagos volcánicos de ensueño, se oculta la famosa Sete Cidades. Esta región del Atlántico es una de las zonas pesqueras más ricas del mundo, gracias a la corriente cálida del Golfo.
NO ES POR IGNORANCIA
Aquí, a unos 1400 kilómetros al oeste del territorio continental de Portugal y casi a 4400 kilómetros de la costa norteamericana se encuentra la cocina meteorológica de Europa. El “anticiclón de las Azores” le ha dado popularidad a estas tierras, especialmente cuando se impone en su duelo con la “depresión de Islandia”. Sin embargo, cuando Chris Ingram (21 años, Manchester), Julius Tannert (26 años, Zwickau) y Marijan Griebel (27 años, Hahnweiler) piensan en las Azores no tienen en mente todos estos datos geográficos. Ni siquiera la asombrosa belleza de este cambiante archipiélago. Y no es por ignorancia, sino por su máxima concentración.
Los tres pilotos de Opel están pensando en la segunda prueba de la temporada del Campeonato de Europa de Ralis junior (FIA ERC Junior), pilotando su Opel ADAM R2 de 190 CV, el coche de ralis más exitoso del momento en su categoría, por fantásticos tramos de grava, estrechos, rápidos, exigentes. Y cuando oyen “Sete Cidades” piensan en un tramo del mundial de ralis como no hay otro igual. Más de 25 kilómetros por el borde de la caldera del volcán, incontables curvas, máxima concentración. Y a quien aparte la mirada de la pista para admirar el paisaje le esperan empinados terraplenes y profundos precipicios.
“Cuando conduces no piensas que algo pueda salir mal”
– Marijan Griebel –
El miedo no entra en el coche, por lo menos no cuando conduce Marijan Griebel. “Cuando conduces no piensas que algo pueda salir mal”, afirma el conductor de la región del Palatinado (Alemania). Los altos terraplenes donde se encuentran los espectadores son una barrera muy efectiva, en su opinión. “Y arriba, en el volcán, los organizadores han dispuesto algunas medidas de seguridad, como balas de paja. Así que no siento el miedo de caer rodando por la cuesta si todo falla. Pero exigente sí es el rali, sin duda”.
UNO CONDUCE Y OTRO DEDUCE
¿Exigente? Es una forma muy suave de decirlo. Lo que tiene lugar en las Azores durante los tres días de rali y especialmente en el tramo “Sete Cidades” supera lo imaginable para cualquier conductor del montón. Es bailar en el volcán, una operación de máxima delicadeza realizada por dos personas que se esfuerzan en una competición por llevar un vehículo de A a B lo más rápido posible. Uno conduce y el otro deduce, dice la sabiduría popular de los ralis sobre la división de tareas entre el conductor y su copiloto. Parece un juego de palabras, pero da en el clavo.
Katrin Becker es una de las copilotos de ralis más duchas y experimentadas de Alemania, tiene 35 años y procede de Schlitz, en la región de Hesse. Ella es quien le muestra el camino al joven Chris Ingram. No solo se trata de “cantar” los distintos puntos del recorrido: hay mucha sutileza y psicología en juego y cada conductor es un mundo. “A Chris, por ejemplo, le gusta que le repitan las notas”, señala Katrin Becker.
UNA CANTANTE DE ÓPERA QUE CANTA INSTRUCCIONES
“Para que no se confunda entre las repeticiones y las notas nuevas, cambio el registro de voz. La nota actual la canto con energía y las repeticiones algo más apagadas. En una prueba como Sete Cidades es especialmente extremo, porque tengo que repetir continuamente e ir saltando de una curva a otra. También usamos distintos tonos para determinadas notas. A veces, me siento como una cantante de ópera”.
Además, un copiloto es también alguien que motiva y que tira o suelta las riendas del temperamento. “Aunque prácticamente no tengo tiempo para mirar al frente, sientes si vas bien o no. Es difícil de describir”, afirma Katrin Becker. “Por ejemplo, le voy diciendo a Chris nuestro ritmo según los tiempos intermedios y le motivo o, a veces, también le freno. Es como una interacción que hay que ir desarrollando con el tiempo, trabajando juntos. No somos máquinas, sino personas que deben encontrar juntos la forma de conseguir el máximo rendimiento”. Para Becker, es todavía más bonito cuando “en una prueba de fuego como Sete Cidades va tan bien en el primer tramo que les metemos 20 segundos al resto”.
45 GRADOS Y LLUVIAS TORRENCIALES
El rali de las Azores es como caminar por el filo de la navaja. La meteorología impredecible del archipiélago también aporta su granito de arena. La mañana del viernes las laderas amanecieron cubiertas por una espesa niebla. Una lluvia torrencial había dejado profundos charcos en las pistas. Aquaplaning por todas partes. Donde hay agua, la superficie de grava se convierte en una pasta pegajosa con el coeficiente de adherencia de una pastilla de jabón. Como los parabrisas de los vehículos de rali tendían a empañarse, los pilotos se vieron obligados a poner la calefacción a tope, y 45 grados en el coche no es ninguna broma, como bien sabe cualquier conductor.
EN EL LÍMITE FÍSICO Y PSÍQUICO
Hay que dejarlo claro: si físicamente no estás absolutamente preparado, no puedes soportar la exigencia física y psíquica que supone un rali de un Campeonato de Europa. No solo no vas a ganar, sino que tienes todas las papeletas para un accidente. Así de simple. Y aún más en tramos como Sete Cidades, y todavía más en el segundo recorrido del viernes por la tarde, cuando la pista se había secado con los rayos del sol y el nivel de adherencia era completamente distinto al del primer tramo, poco antes. Los 25,6 kilómetros están tan repletos de curvas que el copiloto no tiene tiempo de anunciarlas. El piloto tiene que afilar los sentidos, no solo para no tener un accidente en ese baile con el volcán, sino para superarlo en el menor tiempo posible.
EL MARGEN DE ERROR ES IGUAL A CERO
“Mantener la concentración durante un período de tiempo tan prolongado es agotador”, afirma Marijan Griebel. “Ningún otro rali del calendario europeo tiene tramos tan largos como las Azores. Y estás continuamente bajo una gran tensión”. Los tramos asfaltados de la prueba del Campeonato del Mundo en Alemania tienen más del doble de longitud, explica Griebel, pero en ellos hay muchos tramos de rectas en los que se puede respirar e incluso beber un poco. “En Sete Cidades, por el contrario, es una curva detrás de otra. Es como una montaña rusa. Y el margen de error es igual a cero. Como te desvíes diez centímetros del trazado puede que se acabe todo”.
Curso teórico básico sobre ralis
Para comprender qué ocurre en un tramo como Sete Cidades, se necesita un pequeño curso teórico básico sobre ralis. El equipo del rali analiza y clasifica cada una de las innumerables curvas en los llamados “Recce” (del francés Reconnaissance, reconocimiento) antes de empezar la competición. El radio de la curva (clasificado normalmente de uno a cinco, de agudo a obtuso), la distancia entre dos puntos del recorrido, el tipo de suelo, las características específicas de cada sección del tramo que requieren medidas especiales…
Todo eso se registra en las notas del copiloto (en inglés, “pacenotes”) que algunos románticos del rali llaman “libro de oraciones”. Todo se anota de forma breve y compacta con jeroglíficos ilegibles para los profanos. Luego hay que leerlos a ritmo de carrera. Se registra siempre el radio de una curva, ya que, a diferencia de la clasificación de la curva por marchas o velocidad, es un valor que no depende de la meteorología. Una “derecha dos” sigue siendo una “derecha dos” si brilla el sol o si llueve. El ritmo se ajusta luego según la clase de piloto.
Por desgracia, Marijan sabe lo que dice. Persiguiendo el liderato, en un derrape en una curva a derechas del tramo 12, el ADAM R2 dio con una bala de paja por la parte trasera izquierda, giró hacia la izquierda y chocó frontalmente contra un árbol. Un error nimio con consecuencias nefastas. Peor parte se llevó su colega de equipo Julius Tannert, cuyo vehículo acabó volteado en el último tramo (16). Afortunadamente, Opel no solo diseña vehículos de rali rápidos como flechas, sino también seguros. En ambos accidentes, los únicos que resultaron heridos fueron los egos de los pilotos. Bueno, y toda la chapa.
INGRAM/BECKER LO HAN LOGRADO
Finalmente, solo Ingram/Becker, que acabaron segundos y se hicieron con el liderato en la FIA ERC Junior, pudieron obtener un excelente resultado deportivo de un excelente rali.
No hay tiempo para descansar. Del espectáculo sobre la grava de la isla volcánica volvemos directamente al continente europeo. Al equipo Opel Rallye Junior Team le espera todo un clásico del asfalto junto a la pequeña ciudad belga de Ypern el último fin de semana de junio. Las expectativas son altas: en 2015 la marca consiguió copar el podio en este festival de la alta velocidad de Flandes Occidental.